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Atentado en Querétaro: Cuando el tiroteo es la base de la protección, el ejecutivo resulta baleado

Ivan IvanovichIvan Ivanovich
Atentado en Querétaro: Cuando el tiroteo es la base de la protección, el ejecutivo resulta baleado

El mediodía del viernes 6 de septiembre, el empresario queretano Jesús Calderón y su chofer viajaban en una camioneta sobre la calle Lomas de Balvanera, en Querétaro, cuando fueron emboscados por un grupo de hombres armados que se transportaban en al menos cuatro vehículos. La Fiscalía de Querétaro informó que, de acuerdo con las primeras investigaciones, el atentado fue un ataque directo y no un intento de secuestro, como se había manejado en los medios originalmente.

Los sujetos, fuertemente armados, abrieron fuego con armas de grueso calibre contra la camioneta del empresario. El equipo de protección que viajaba en el vehículo de escolta repelió la agresión, desatándose una balacera.

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Tanto el empresario como su chofer fueron trasladados al hospital tras resultar gravemente heridos durante el ataque. Se confirmó que Jesús Calderón recibió tres impactos de bala: dos en el brazo y uno en el pecho.

Aunque el empresario logró sobrevivir, esta fue una suerte extraordinaria, ya que las heridas pudieron haber sido mortales.

Si continuamos basando nuestras operaciones únicamente en la respuesta armada, los resultados serán devastadores: ejecutivos y sus protectores muertos y heridos, así como un caos en las calles que representa un grave riesgo para los ciudadanos.

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En este caso, la protección se limitó a acompañantes armados sin una estrategia ni prevención adecuadas. Aquí fallaron varios aspectos clave:

Contravigilancia

Los atacantes habían estado analizando y siguiendo al ejecutivo durante un tiempo prolongado, sin ser detectados por los protectores. Esto les permitió llevar a cabo una emboscada efectiva en un lugar estratégico. Si se hubieran realizado actividades de detección de vigilancia por parte de los agentes, junto con operativos de contravigilancia, el ataque podría haberse frustrado días o incluso meses antes.

Alerta temprana

El lugar del ataque era favorable para la emboscada; sin embargo, no hubo un equipo de alerta temprana que interviniera en el área antes del paso del ejecutivo. Si hubiera existido, habría sido sencillo detectar las cuatro camionetas con múltiples personas armadas en un lugar crítico, en una ruta y horario igualmente críticos. Así, el ataque podría haberse detenido minutos antes de que ocurriera.

Es importante señalar que, según informes periodísticos, el vehículo del empresario estaba blindado. No obstante, el nivel de blindaje no correspondía al nivel de amenaza, ya que las armas utilizadas en el ataque superaban la resistencia balística de la unidad. Esto pone de manifiesto dos cuestiones: un estudio de riesgos mal ejecutado y el hecho de que los atacantes habían estudiado a fondo a la víctima y sus capacidades defensivas, sin ser detectados a tiempo.

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Con conocimientos adecuados y una buena estrategia, este ataque podría haberse evitado días, horas o incluso minutos antes de su realización. Al mismo tiempo, el protegido habría contado con una protección más acorde al nivel de riesgo.

Es alarmante observar cómo esta metodología obsoleta de esperar un ataque para intentar responder genera muertes y heridos. Solo en los últimos dos años en México, han sido asesinados 20 protegidos y 32 de sus escoltas. Nuestra tarea es anticiparnos y evitar el ataque, no permitir que el protegido entre en una emboscada y ver cómo sale de esta ruleta rusa. Es urgente implementar los cambios operativos y estratégicos necesarios para hacer nuestra profesión más segura, tanto para los protegidos como para los protectores.

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